Hoy visito el taller de Alberto Pantoja y me encuentro con la fascinante oportunidad de aprender sobre algunas tapas de guitarras que tiene en su posesión. Alberto, un maestro luthier reconocido por su destreza y pasión por la creación de instrumentos, me muestra con orgullo dos tipos diferentes de tapas: unas de cedro y otras de abeto. Estas tapas no son materiales ordinarios; cada una tiene una historia única y un origen especial que las hace extraordinarias.

Las tapas de abeto fueron adquiridas de una familia de luthiers, quienes, después de décadas de dedicación y esmero en el arte de la construcción de instrumentos, decidieron retirarse. Esta familia, conocida por su meticulosa selección de maderas y su tradición artesanal, ha sido una referencia en el mundo de la luthería durante generaciones. Las tapas de abeto que ahora están en manos de Alberto son testimonio de esa herencia y conocimiento transmitidos a lo largo del tiempo. El abeto, una madera apreciada por su excelente resonancia y cualidades acústicas, es ideal para la tapa de una guitarra, contribuyendo a un sonido claro y brillante que es muy valorado por los músicos.

Por otro lado, las tapas de cedro tienen una procedencia igualmente interesante, pero con un giro diferente. Estas piezas de madera fueron sacadas de una viga del siglo XVIII de una antigua casa. Imaginar la historia que esta madera ha presenciado a lo largo de los siglos es algo que añade un profundo sentido de conexión y respeto por el material. La casa de la que proviene la viga de cedro probablemente haya sido testigo de innumerables historias y momentos a lo largo de su existencia. Ahora, esa madera está siendo transformada por las hábiles manos de Alberto en instrumentos musicales que tendrán su propia historia que contar.

El cedro es conocido por su calidez tonal y su capacidad para producir un sonido profundo y rico, características que lo hacen muy adecuado para la construcción de guitarras. Las tapas de cedro que Alberto me muestra no solo tienen una historia fascinante, sino que también prometen dotar a las guitarras de una calidad sonora excepcional.

Alberto Pantoja es un luthier que no solo construye instrumentos, sino que también preserva y respeta la historia de los materiales que utiliza. En su taller, cada pieza de madera es tratada con el máximo cuidado y reverencia, consciente de la responsabilidad de convertir estos materiales históricos en nuevos objetos de arte que continuarán viviendo a través de la música. Su enfoque va más allá de la simple creación de guitarras; se trata de una filosofía de vida que valora la sostenibilidad, la tradición y la excelencia artesanal.

Mientras me muestra las tapas de guitarra, Alberto comparte conmigo detalles sobre el proceso de selección y tratamiento de la madera. Cada tipo de madera requiere un manejo específico para asegurar que se conserve su integridad y se potencie su capacidad acústica. Por ejemplo, el abeto necesita ser secado y curado adecuadamente para evitar deformaciones y para que adquiera la resonancia deseada. El cedro, por su parte, requiere un tratamiento cuidadoso para realzar su calidez tonal sin comprometer su estructura.

La visita al taller de Alberto Pantoja no es solo una lección sobre luthería, sino también una inmersión en una forma de entender la creación artística donde el respeto por la materia prima y la dedicación al oficio son fundamentales. Cada guitarra que sale de su taller no es solo un instrumento, sino una pieza única con una historia y una personalidad propia, fruto del trabajo meticuloso y del amor por la música.

Además de su habilidad técnica, Alberto posee un profundo conocimiento de la historia de la luthería y de las características de cada tipo de madera. Me habla de cómo las condiciones de crecimiento del árbol, la edad de la madera y el entorno en el que se secó y almacenó afectan el sonido final del instrumento. Este nivel de detalle y dedicación es lo que distingue a los verdaderos maestros luthiers, que no solo construyen guitarras, sino que crean obras de arte funcionales que resonarán en los corazones de los músicos y del público.

Al concluir mi visita, me siento inspirado por la pasión de Alberto Pantoja y por la rica historia que cada tapa de guitarra lleva consigo. Es un recordatorio de cómo la combinación de tradición, habilidad artesanal y respeto por los materiales puede resultar en la creación de algo verdaderamente extraordinario. Las guitarras que Alberto produce no son meros objetos, sino testigos de historias pasadas y presentes, listos para continuar su viaje musical en las manos de nuevos músicos.